En Kanchanaburi, no lejos de Bangkok, puedes revivir uno de los episodios más dramáticos de la II Guerra Mundial que tuvo lugar lejos de los principales frentes de guerra.
La construcción de una línea ferroviaria por los japoneses que cruzaba Tailandia hasta Myanmar, construida con mano de obra local y prisioneros de guerra, fue la causa de una enorme tragedia humana.

Aunque Tailandia no tomó parte de manera directa en la II Guerra Mundial, los planes estratégicos de Japón pasaban por la invasión de la India británica y para hacerlo posible era necesario disponer de una vía rápida por la que transportar tropas y suministros.



Escogieron para ello un trazado que atravesaría Tailandia para alcanzar Birmania, hoy Myanmar, y cruzarla hasta el mar de Andamán.
La construcción del ferrocarril con miles de prisioneros de guerra del ejército aliado y trabajadores asiáticos fue una imponente obra de ingeniería y una tarea dramática, como así queda reflejado en este cementerio de Kanchanaburi, punto de partida de la visita al ‘Ferrocarril de la Muerte’.





La visita es muy interesante porque el propio cementerio y el museo dedicado al proyecto del ferrocarril permiten recordar aquella trágica guerra desde un punto de vista muy humano, poner nombres a quienes perdieron la vida defendiendo la causa de la libertad, así como advertir la enorme magnitud de la obra.
Una sección del ferrocarril ha sido restaurada y es posible seguir su ruta.
Los alrededores de la estación Tham Krasae son los más bonitos del viaje, por lo que te sugerimos visitar sólo esta zona, junto con Kanchanaburi.

El puente sobre el río Kwai inspiró la conocida película protagonizada por William Holden en 1957, si bien no se rodó en Tailandia.
