Una de las actividades más atractivas y económicas que todo visitante debe probar en Tailandia son los masajes.
En Tailandia puedes aprender a dar masajes, si lo deseas, pero lo que no puedes dejar de hacer es recibirlos, una delicia. Los hay de distintos tipos y no son caros.
El masaje de pies se extiende por la pierna hasta la rodilla y busca abrir las líneas energéticas, así como estimular los puntos reflejos asociados a los distintos órganos internos.
Este masaje mejora la circulación de las piernas y favorece el drenaje linfático, reduce la tensión de los músculos y proporciona una sensación de alivio y bienestar general.
Suele durar una hora y en ocasiones la masajista dedica los últimos 10 minutos a las manos y los hombros.
Al medio día, cuando el sol aprieta y necesitas relajarse un poco, encontrarás el lugar ideal en una habitación con luz tenue, aire acondicionado y unas manos que te van a tratar con delicadeza.
El masaje tradicional tailandés tiene su fundamento en la idea de restablecer el equilibrio energético del cuerpo, de manera que el masajista presiona los puntos donde la energía se acumula y la distribuye de modo uniforme. Incluye también diversos estiramientos.
El resultado final es terapéutico y relajante, ya verás.
Suelen durar entre una y dos horas.
El masaje con aceites se realiza en prácticamente toda la superficie del cuerpo, por lo que además de relajar los músculos y liberar la energía acumulada, estimula la acción que corresponda al tipo de esencia utilizada.
Como parte de la aromaterapia, el aceite se absorbe a través de la piel y entonces sus propiedades saludables comienzan a actuar, incluidas las vitaminas y minerales que pueda proporcionar.
La delicadeza del masaje es otro de sus grandes atractivos.