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¿Dónde está y cómo es Isán?
Isán es una región de Tailandia situada en el noreste del país sobre la meseta de Korat con una extensión de 155.000 km2, algo más pequeña que Surinam en America del Sur y aproximadamente la suma de Andalucía y Castilla La Mancha en España. El mítico río Mekong delimita la frontera con Laos en el extremo oriental del país mientras que al sur se encuentra la República Popular de Camboya.
Forma parte de Tailandia desde el siglo XVII y fueron los tratados con los franceses a finales del siglo XIX y principios del XX los que fijaron en Isán las fronteras del país con la Indochina francesa.
Ni desde el punto de vista histórico ni tampoco por su riqueza natural ha tenido el protagonismo de otras regiones como puede ser la cuenca del río Chao Phraya y ese es precisamente uno de sus encantos.
El contacto fluido con los vecinos de Laos y su proximidad con el imperio Jemer de Angkor en los siglos XI y XII de nuestra era han dado como fruto una envidiable riqueza y diversidad cultural.
Por otro lado, hasta muy avanzado el pasado siglo XX permaneció un modo de vida basado en la autosuficiencia, circunstancia que aún hoy puede apreciarse tanto en la intensa vida social como en el estrecho vínculo que mantienen con la naturaleza y la tradición espiritual del Animismo, que junto con el Budismo ordena y explica el sentido de la vida.
Por lo tanto, incluir Isán dentro de tu itinerario en Tailandia te va a permitir disfrutar de la hospitalidad de sus habitantes en un ambiente familiar en el que pronto te sentirás bienvenido y único.
También participar de la vida tradicional más genuina, curiosear en un universo tan distinto y sugestivo como es el de la religión de los espíritus, conocer magníficos lugares históricos y divertirte en sus parques nacionales.
Sin duda, visitar Isán enriquecerá tu viaje a Tailandia.
Isán es una extensa llanura en la que el cultivo del arroz domina hasta el horizonte y su cosecha anual es vital para la economía de sus 21 millones de habitantes. Entre otras especies, aquí se produce el aromático arroz de jazmín.
Las bellas montañas de Phetchabun trazan el límite de las planicies por el oeste y en ellas se encuentran varios parques nacionales como el de Nam Nao.
La estación de las lluvias va de mayo a octubre y su clima es cálido. Los períodos de sequía son frecuentes fuera de los monzones así como las inundaciones fruto las de intensas lluvias tropicales.
Sobre su cultura y la vida social.
La vida en común siguiendo un patrón de trabajo cooperativo de la tierra y una intensa convivencia familiar les permite ser más eficientes en las tareas agrícolas y sentirse mejor protegidos frente a las posibles amenazas físicas y también las procedentes de los espíritus malintencionados.
Al mismo tiempo, aunque no siempre explícitas hay una abundancia de reglas sociales y un sutil control del comportamiento a partir de la benéfica influencia de los monjes budistas, los consejos de los líderes de la aldea, la presencia de los espíritus locales y las tradiciones encarnadas en los muy respetados mayores de la comunidad.
Sobre la foto Ritual en familia (arriba).
La matriarca de la familia ata una cuerda sagrada alrededor de la muñeca de una joven que visita su casa. A través de este ritual, ella proporciona fuerza y protección espiritual a esta chica.
Sobre la imagen Jowpor Guan, celebración animista (siguiente foto).
El protagonista de la imagen es el llamado Jowpor Guan, un hombre sabio muy respetado por la comunidad que desempeña el rol de un médium. Como tal transmite a sus vecinos los deseos de los espíritus y lo mismo a la inversa, solicita la mediación de los espíritus para que todos los vecinos obtengan la mejor respuesta a sus solicitudes.
Lleva una banda blanca alrededor de la cabeza mientras los vecinos le piden ayuda y le atan una cuerda alrededor de la muñeca, haciendo una donación.
Respecto del idioma, su variante lingüística está vinculada al lenguaje Lao, si bien tanto el idioma Thai central como el Lao y el dialecto propio de Isan son básicamente comprensibles entre sí. No obstante, el Thai de la región central se ha promovido como lenguaje oficial y es el usado en los centros educativos.
Afortunadamente, en las últimas décadas ha cambiado la percepción respecto de las lenguas indígenas, como así expresó el Rey Bhumibol en 1989: “Las lenguas son herramientas de la humanidad. Son la manera de expresar opiniones y vehículo de la belleza, por ejemplo a través de la literatura. Es necesario preservar cuidadosamente las lenguas”.
Casi cualquier viajero occidental notará una diferencia con su propio país, la abundancia de niños, pura alegría, un privilegio de las sociedades agrícolas en las que la familia es el núcleo vital.
Sobre la cocina del noreste solo decir que es bien conocida en todo el país. Su ensalada picante de papaya es un plato típico que no debes perderte si tienes curiosidad culinaria.
La mayor parte de las viviendas siguen un mismo diseño, elevadas sobre postes y con planta baja abierta. Una solución para protegerse de las serpientes, frente a las inundaciones y que resulta útil como espacio destinado a alojar el ganado y las aves de corral.
Durante el día ofrece un espacio de trabajo con una apreciada sombra para las múltiples tareas domésticas.
Cuando la naturaleza sigue siendo la Madre Tierra
Si revisamos brevemente la vida de una aldea del noreste de Tailandia durante un ciclo anual de los años cincuenta, entenderemos el respeto y la gratitud de su gente hacia la madre naturaleza, así como el temor de provocar el enojo de los espíritus que la habitan y que pueden alterar su dinámica con fatales consecuencias.
La cosecha principal de arroz se obtiene al final de los monzones, a saber, con las lluvias de mayo y junio comienza la temporada y a partir de octubre se inicia la cosecha.
Podría parecer que entonces queda mucho tiempo libre, pero no, no es así. Una economía autosuficiente es muy exigente.
Para empezar, puede haber hasta dos nuevas cosechas de arrroz en las tierras bajas que conservan una mayor humedad, con especies más adaptadas y lógicamente un menor rendimiento.
Los primeros meses de cada año hay que recoger y procesar la sal para consumo propio, para trueque o bien para obtener dinero en efectivo si hay excedente.
Esto ocurre con muchos otros productos que se producen en los huertos familiares en los que se cultiva tabaco, especias, ajos, cebollas y pimientos. Parte de la cosecha se deshidrata para consumirla fuera de temporada.
Hay que incluir la caña de azucar y el abastecimiento de madera para fabricar muebles y para la construcción o reparación de la propia vivienda. Se tejen cestas y se reparan los caminos después de las lluvias. De los caracoles se aprovechan hasta las conchas para producir cal alimentaria.
En los huertos también se plantan pepinos, habas, patatas, sandías, algodón e índigo para el colorante de los tejidos. El algodón se cosecha en febrero y la limpieza, desmotado, separación e hilado se llevan a cabo en los meses siguientes.
Algunos vecinos crían gusanos de seda para diponer de este preciado tejido a partir de sus capullos.
Se pesca todo el año y luego elaboran la salsa de pescado fermentado, un condimento habitual en su gastronomía.
Tienen pollos y gallinas, y en menor medida patos porque necesitan más cuidados. También disponen y cuidan sus búfalos para arar el campo y bueyes para tirar de los carros.
Hay una cierta especialización por lo que unos dependen de otros en mucha mayor medida que cuando las compras se hacen en el supermercado, exactamente lo mismo ocurre con su entorno natural.
Para iluminar las casas se preparan antorchas de hojas con savia pegajosa mezclada con madera blanda y corteza, todo enrollado en hojas secas. Para ello hay que recoger la savia, la madera y la corteza antes del inicio de la temporada de lluvias.
A diferencia de los procedimientos actuales de producción, en la forma tradicional se pueden apreciar todas las transformaciones desde la materia prima hasta el producto acabado para su consumo, saben de dónde proceden y son conscientes de que la naturaleza es generosa pero que también tiene sus límites.
Una experiencia que merece la pena compartir.
Un patrimonio cultural increíble, solo algunos ejemplos
Parque histórico Phanom Rhung
La cercanía de Camboya hizo que su influencia fuese muy importante a partir del siglo X, cuando ejercía su dominio el imperio Jemer de Angkor.
En la actualidad quedan bellísimas muestras como este templo en la provincia de Buri Ram.
Los restos históricos reposan sobre la colina de un antiguo volcan a unos 200 metros de altura y sus templos están dedicados al dios hindú Shiva.
En los viajes a Tailandia, lo más habitual es que junto con las playas se planifiquen las etapas sobre el eje sur/norte de Tailandia, es decir, Bangkok – Chiang Rai.
No obstante, puede ser una excelente idea pensar en organizar las etapas sobre el eje este/oeste, por ejemplo, de Buri Ram a Chiang Mai y luego a Mae Hong Son, junto a Myanmar.
Entre otras ventajas, los estilos de sus monasterios budistas son muy distintos entre sí y la variedad hace mucho más interesantes cada una de las visitas.
Interesantes celebraciones en Surin
En Surin mantienen una relación muy especial con los elefantes y comparten protagonismo en las tres fiestas principales de la ciudad, una excelente oportunidad para visitar Isán.
» Desfile de ordenación de novicios en elefantes, en mayo.
Es tradición que los jóvenes varones se ordenen por una temporada como monjes budistas, un rito de paso a la edad adulta que mejora su estima social y que para la familia es motivo de orgullo.
Los novicios viajan sobre los lomos de los elefantes en una colorista procesión.
» Festival de las Velas de Surin, en julio
Unos días antes del inicio de la cuaresma budista (Pansa) tiene lugar la ceremonia de las velas en los templos, una tradición que se desarrolla sobre la base de uno de los sermones de Buda.
Ofrecer a los monjes luz como presente es un valioso gesto entre los creyentes budistas, si bien en la actualidad ha evolucionado para hacer mucho más amplia la gama de regalos en la procesión matinal, son acciones de mérito que muestran su compromiso en el sostenimiento de la comunidad religiosa.
También se celebra en Ubon Ratchathani.
» Rodeo de elefantes de Surin, en noviembre.
Más de cien elefantes se reunen en un espectáculo en el que muestran sus habilidades junto a sus mahouts (cuidadores) e interpretan batallas épicas del antiguo Reino de Siam.
El Festival de los espíritus Phi Ta Khon
Dan Sai, Loei, finales de mayo o junio.
Este festival forma parte de las celebraciones vinculadas con la agricultura y su nombre se traduce como ‘espíritus enmascarados‘ o ‘masked ghosts’. Aún con esta referencia clara al mundo de los espíritus, el festival recrea una escena de una de las vidas anteriores de Buda, entrelazando así ambas creencias.
Se trata del retorno del Príncipe Vessantara a su ciudad después de años de exilio. Todos sus habitantes se unen a las celebraciones con tal motivo y también lo hacen los espíritus, que no quieren perderse la fiesta.